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Viernes, 29 de Marzo de 2024

Brutalidad Ciudadana

3 Febrero, 2015

Al comentar uno de los linchamientos a policías ocurridos en 2014, un funcionario de la Ciudad de México describió lo que había sucedido como “Brutalidad ciudadana”. La expresión es atinada aunque poco política en boca de una autoridad judicial. Parece contradictoria ya que en el discurso común, la brutalidad es característica de la policía o del ejército mientras que la ciudadanía tiene la connotación de víctima inocente.

No es necesario esmerarse mucho para encontrar un buen número de casos de 'brutalidad ciudadana' en los últimos años: en 2004 una turba quemó vivos a dos policías en Tláhuac. En 2014 hay abundantes ejemplos: En Febrero hubo una agresión tumultuaria en el Estadio Jalisco; en Mayo los pobladores de Tlalamac, Estado de México, lincharon a dos policías; en Julio, en Chalchihuapan, Puebla, la muerte de un menor opacó cualquier referencia a la agresión y toma de rehenes por parte de los ciudadanos que habían bloqueado la carretera. Como secuela del asesinato de los normalistas de Ayotzinapa, hemos visto un incremento de incendios, robos, destrucción de propiedad de particulares,y agresiones a policías. Algunos de estos actos son premeditados pero otros son pura brutalidad espontánea.

Al revisar los comentarios de los lectores a las notas periodísticas que reportan esos hechos, se puede encontrar un gran número de opiniones que justifican las agresiones y piden castigo para las autoridades. Tampoco es difícil encontrar en ciertos medios académicos argumentos a favor de los agresores, algunos de los cuales se remontan a la conquista de México. Según ciertos intelectuales, el pueblo lleva quinientos años oprimido, primero por los españoles y ahora por sus descendientes que son la clase política. Es natural, justo y necesario que el pueblo se rebele.

Podemos entender la frustración de los ciudadanos mexicanos que consideran inútiles a sus autoridades y deciden hacer justicia por su propia mano. Pero entender no es aceptar ni, mucho menos, justificar (considerar que es justo). Las juntas de vecinos que se organizan para evitar los robos, los fraccionamientos cerrados con vigilantes particulares, las policías comunitarias y los grupos de autodefensa son una clara indicación del hartazgo ciudadano con las autoridades que no los defienden y, en ocasiones, abusan de su poder y se alían con los criminales.

El remedio contra la brutalidad ciudadana puede estar en las organizaciones estables. ( A pesar de la existencia de organizaciones que han optado por la violencia como la CETEG, la CNTE y de los anarcos). Si los grupos sociales tienen organizaciones que los representen y defiendan, la violencia ciudadana espontánea será menos probable. Propongo, entonces, que se modifiquen las leyes y reglamentos pertinentes para que se facilite y se aliente la creación de organizaciones ciudadanas representativas que dialoguen con las autoridades y estén libres de la tutela del gobierno y de los partidos políticos.


Twitter @memohinojosa

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